viernes, 22 de febrero de 2013

El correo electrónico

Desde hace un mes aunque Bajo tus alas está en Amazon desde octubre, recibo mensajes y opiniones sobre la novela. La mayoría son de lectoras y lectores a los que les ha divertido el libro y me escriben para cuando la siguiente entrega de las aventuras de Mónica y Marcelo (pronto, pronto, un poquillo de paciencia).

Uno de los mails que me ha llegado me ha emocionado especialmente. Me lo manda una azafata española a la que le ha gustado la novela y se ha divertido mucho aunque también me comenta que no todas las azafatas llevan la vida de Mónica, que se pasa días sin ver a sus hijos volando de un país a otro, que es un trabajo muy duro... También que se ha sentido muy identificada con la situación por la que pasa Monica, la de alguien que ha vivido para trabajar y lo ha dado todo por la empresa y de repente se encuentra pendiente de un ERE y se siente muy perdido, sin saber qué hacer.

"Trabajo como una azafata desde hace 15 años. Para entrar en la compañía pasé un proceso selectivo muy duro. Domino 4 idiomas y me desvivo por mis pasajeros. Amo mi trabajo, y lo he dado todo por mi empresa. Tengo dos niños de cuatro y siete años a los que he criado con este difícil trabajo. Y solo quiero seguir trabajando, seguir haciendo mi trabajo que me encanta. Desde hace meses no logro conciliar el sueño de la preocupación. Solo quiero seguir trabajando. Nada más".

Es esa situación la que quería reflejar en la novela (que una vez sufrí en mis propias carnes tras dejar un trabajo) cuando te encuentras solo en casa después de haber estado entregado a un trabajo que te gusta y al que le has dedicado todo tu tiempo e ilusión y de repente tienes que cambiar tu vida, dar una vuelta de tuerca a todo lo que te rodea, reinventarte.

Cuando comencé a escribir Bajo tus alas yo no sabía que esto iba a ocurrir (ni me lo podía imaginar como tantos españoles), que esta tremenda crisis iba a afectar a tantas compañías, que se iban a realizar tantos ERES, que tanta gente se iba a ir a la calle de un día para otro,  que habría seis millones de parados, que todos los días habría más de una manifestación en las calles de Madrid, que 2.000 personas iban a dormir en Madrid en la calle...

Por eso la segunda parte de Bajo tus alas será divertida y Mónica y Marcelo seguirán viviendo situaciones destornillantes y curiosas aventuras, pero el escenario habrá cambiado, porque en este año todo ha cambiado: la vida de Mónica, la de las azafatas, la de las familias, la de los españoles.

La azafata también me ha comentado en el email que 'Bajo tus alas' le ayudado también a ver qué la vida no se acaba, que tendrá que reconvertir su vida si al final se ve incluida en el ERE y salir adelante poco a poco. Y yo solo le puedo mandar todo mi apoyo, fuerza y ánimo. Seguro que como decía como la abuela de Mónica "donde se cierra una puerta, se abre una ventana". 

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