Llevo unos días en París, bueno unos meses... Y muchos dirán: ¡Ay, ay qué mentirosilla, si te hemos visto por Madrid!
Ya, ya mi cuerpo puede que ande por Madrid intentando correr con tacones para llegar a todas partes o intentando no comer pan para quitar esos kilillos del invierno pero es una alucinación. Mi mente y mi cabeza están en París paseando por los Campos Elíseos al lado de Mónica y Marcelo en la segunda parte de 'Bajo tus alas'. Observando.
Y es que intento concentrar todas mis energías (que sin pan ni croissants son pocas para que nos vamos a engañar) para ver si la segunda entrega de las aventuras de Mónica puede estar terminada antes del verano. Pero mi cuerpo tiene que estar aquí y allí (reuniones, premios literarios, supermercados, cumpleaños infantiles, revisiones médicas, ropa para planchar...) y bueno mi mente se rebela y pide más tiempo y ahí estamos en ese tira y afloja continuo.
¡¡Necesito tiempo !! -me dice enfadada.
Para inspirarme escucho las conversaciones de la gente (en la parada del autobús, en el paso de cebra, en el baño cuando me pinto los labios disimuladamente... ) y cojo notas mentales. Si me veis pensando, huid soy peligrosa. Busco frases, situaciones, locuras, amores. Soy peligrosa.
Y también escucho noche y día a ratitos las canciones de Pereza que a Mónica le encanta:
"Con los píes fríos no se piensa bien, algún delirio nos hará volver...".
La primavera en París es fría y aunque mi cuerpo comienza a desprenderse del abrigo para cruzar las calles de Madrid mi mente sigue calentándose los pies.
Y viene una primavera complicada: el Día del Libro en Barcelona, en Madrid, en las calles, en las librerías, en todas partes... Y mi cuerpo no sabe para donde tirar porque hay en Madrid eventos, presentaciones, firmas de libros... Podéis consultarlo en Mi Top Cultural A ver si todos ponemos nuestro granito de arena, que este barco cultural está naufragando... Y luego vendrán más premios y la Feria del Libro como colofón de la temporada.
Pero espero después del martes poderme concentrar de nuevo delante del ordenador y poder terminar la segunda parte de las aventuras de Mónica y Marcelo, que no paran de dispersarse y sufrir por pasiones clandestinas, escuchando la energía de Ariel Roth:
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